Introducción
El COVID-19 es una enfermedad producida por una nueva cepa de coronavirus, SARS-CoV-2 que causa el síndrome respiratorio agudo. El 11 de marzo del 2020 la Organización Mundial de la Salud declaró que el brote de COVID-19 se consideraba oficialmente una pandemia . Una de las principales medidas a nivel internacional para reducir el número de contagios por el virus es el confinamiento de los habitantes. Sin embargo, esta medida de aislamiento social podría tener consecuencias en la salud mental de la población . Acorde a Ramírez et al. , esta estrategia de aislamiento social podría impactar de forma significativa en la salud mental, tanto durante como después de la pandemia, con respuestas emocionales patológicas mantenidas a largo plazo, enmarcadas en trastornos mentales con alta discapacidad, como el trastorno de estrés postraumático, trastornos depresivos y ansiedad, principalmente , .
En los últimos años, el estudio de los beneficios de la práctica deportiva ha cobrado gran relevancia, ya que se señala sus posibles beneficios sobre distintas variables asociadas a la salud mental. Kvam et al. , analizaron los datos de casi 1000 personas que realizan alguna actividad física contra las personas sedentarias y se reportó que la actividad física moderada a intensa inducen a una reducción significativa de síntomas depresivos; además, la introducción de la actividad física como complemento a la terapia farmacológica de la depresión aumenta la probabilidad de recuperación. Por otra parte, estudios llevados a cabo en deportistas indican que la actividad física intensa es capaz de promover el aumento de betaendorfinas a través del sistema límbico, las cuales tienen un efecto favorable para la reducción de síntomas de ansiedad y depresión .
En cuanto a la calidad de sueño, las evidencias son contundentes, entre más actividad física se realice mejor es el descanso a la hora de dormir. Así pues, en un estudio reciente donde participaron 69 mujeres adultas sedentarias, se encontró una mejora en la calidad de sueño medida a través de inventarios aplicados después de programas de intervalo de actividad física intensa .
El confinamiento involucra estar resguardado en los hogares, por lo que los deportistas han tenido que suspender su práctica, o deben realizar adecuaciones, ya que no se cuenta con las condiciones óptimas para realizar el entrenamiento y preparación física. Asimismo, se suma el hecho de no tener interacción con otros competidores, compañeros de equipo y espectadores. Dichas condiciones pueden tener repercusiones como la aparición de inactividad, decremento de la vitalidad-energía, aumento de la tensión muscular, incremento de la actividad simpática, aumento de los niveles de ansiedad, estrés y depresión, incremento del estado emocional negativo . El deporte en general es uno de los sectores que más impacto han tenido ante la contingencia sanitaria, ya que no solo se cerraron los lugares de entrenamiento deportivo, sino también fueron suspendidas durante un largo las competencias y eventos deportivos .
En un estudio reciente se examinaron las preocupaciones de salud mental de estudiantes-atletas, entre los resultados de esta investigación se encontró que, de los 643 participantes, 423 participantes (66%) identificaron que estaban experimentando estrés durante esta pandemia. Entre las razones del porqué se sentían estresados, se encuentran las dificultades experimentadas por no poder practicar y entrenar eficientemente su deporte debido al cierre de las instalaciones de entrenamiento y los gimnasios, muchos identificaron el miedo a perder la forma, la dificultad para mantenerse motivado y comprometido fue otra respuesta común entre los participantes, haciendo referencia a que estar lejos de los compañeros de equipo, provoca una sensación abrumadora de aislamiento e impotencia.
Se han llevado a cabo estudios en población general y en estudiantes universitarios reportando altos niveles de ansiedad, depresión y trastornos del sueño. Cabes señalar, que existe poca información sobre la salud mental en deportistas, este grupo resulta de gran interés, ya que, acorde a diversas investigaciones se sabe que el deporte contribuye en gran medida a disminuir estas sintomatologías . No obstante, debido a que en este momento las actividades deportivas se han adecuado a protocolos sanitarios, podría tener repercusiones sobre la salud mental de personas que practican algún deporte, ya que al no poder realizar su práctica de manera convencional podría verse afectado su rendimiento y metas, lo que podría provocar problemáticas de salud mental.
De igual manera, en una encuesta realizada a 679 adultos para conocer sus hábitos para mantener sus rutinas diarias de ejercicio o actividad física y el impacto psicológico-respuestas emocionales durante la etapa inicial del brote de COVID-19, se señala que aquellos que han mantenido sus hábitos de entrenamiento tienden a experimentar mayor número de emociones positivas, niveles significativamente más altos de energía y calma; entre los síntomas físicos, tienden a experimentar niveles más bajos de fatiga, respecto a aquellos que habían modificado o suspendido sus rutinas de entrenamiento .
Por lo que el objetivo de la presente investigación fue identificar los síntomas de ansiedad, depresión, calidad de sueño y variables psicológicas que influyen en el rendimiento deportivo ante la contingencia sanitaria COVID-19 en una muestra de deportistas mexicanos con distintos niveles de experiencia.
Método
Estudio descriptivo-exploratorio que recogió datos de deportistas mexicanos con distintos niveles de experiencia durante la primera etapa de la contingencia sanitaria (abril 2020).
Participantes
Se trató de un muestreo no probabilístico por conveniencia, como criterio de inclusión se consideró que los participantes fueran practicantes de algún deporte a nivel amateur, semi profesional y/o profesional, que no tuvieran un diagnóstico previo de ansiedad y/o depresión, o que estuvieran bajo tratamiento psiquiátrico. Contestaron el instrumento 135 personas. Cabe señalar, que se descartaron 25 participantes, ya que no contestaron alguno de los instrumentos o estaba inconcluso, o porque tenían antecedentes psiquiátricos, quedando una muestra final de 110 deportistas mexicanos, con una edad promedio de 24.4 años, 45 amateur, 45 semi profesionales y 20 profesionales.
Instrumentos
Se aplicó un cuestionario de datos sociodemográficos y antecedentes clínicos; así como una versión digitalizada del Inventario de Depresión de Beck (BDI-II) adaptación mexicana , la Escala de Ansiedad de Hamilton (HARS) e Índice de Calidad de sueño de Pittsburgh (PSQI) a través de la plataforma Google Forms, durante los días 20 al 29 abril del 2020.
El inventario BDI-II es un autoinforme compuesto por 21 ítems de tipo Likert que describen los síntomas clínicos más frecuentes de los pacientes psiquiátricos con depresión, cuenta con cuatro categorías de respuesta ordenadas que se codifican de 0 hasta 3, el rango de las puntuaciones va desde 0 a 63 puntos, cuanto más alta sea la puntuación, mayor será la severidad de los síntomas depresivos. Se establecen cuatro grupos en función de la puntuación total: 0-13 sin depresión; 14-19 depresión leve; 20-28 depresión moderada y 29-63 depresión grave. grave. El instrumento cuenta con una consistencia interna, tanto en muestras clínicas como no clínicas, con un coeficiente alfa de alrededor de 0.87 - 0.92.
La Escala HARS se trata de una escala de 14 ítems de tipo Likert, cada ítem se valora utilizando 5 opciones de respuesta ordinal (0: ausencia del síntoma; 4: síntoma muy grave o incapacitante). La puntuación total del instrumento, que se obtiene por la suma de las puntuaciones parciales de los 14 ítems, puede oscilar en un rango de 0 puntos (ausencia de ansiedad) a 56 (máximo grado de ansiedad). Se pueden obtener, además, dos puntuaciones que corresponden a ansiedad psíquica (ítems 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 14) y a ansiedad somática (ítems 7, 8, 9, 10, 11, 12 y 13). Los valores de referencia son 0-5 sin ansiedad, 6-18 ansiedad leve, 19-25 moderada y 26 o mayor severa. El valor del alfa de Cronbach para la HARS es .89. Por otro lado, el valor para evaluar la fiabilidad test-retest es de .90.
El Índice de calidad de sueño de Pittsburgh (PSQI), consta de 19 preguntas auto aplicadas y de 5 preguntas evaluadas por la pareja del paciente o por su compañero/a de la habitación (si este está disponible). Sólo las preguntas auto-aplicadas están incluidas en el puntaje. Los 19 ítems auto-evaluados se combinan entre sí para formar siete componentes de puntuación, teniendo cada uno de ellos un rango entre 0 y 3 puntos. En cualquier caso, una puntuación de 0 puntos indica que no existe dificultad, mientras que una puntuación de 3 indica una severa dificultad. Los siete componentes se suman para rendir una puntuación global, que tiene un rango de 0 a 21 puntos, indicando una puntuación de 0 puntos la no existencia de dificultades, y una de 21 indicando severas dificultades en todas las áreas estudiadas. El punto de corte del instrumento es 5 puntos.
Procedimiento
La convocatoria fue lanzada a través de redes sociales, pidiéndoles contestar un cuestionario de datos generales y antecedentes clínicos y las cuatro pruebas a través de un formulario de Google, la evaluación tenía una duración de 40 minutos aproximadamente. El protocolo fue aprobado y revisado por el comité de ética de la Escuela Superior de Actopan de la UAEH. Cabe señalar que dentro del formulario de registro se les solicitó que aceptaran el consentimiento informado, en donde se mencionaba el objetivo del estudio y el manejo de los datos con fines de investigación. Asimismo, dentro del formulario se les daban las siguientes recomendaciones; que lo hicieran en un momento del día en donde tuvieran el tiempo suficiente para realizarlo y que buscaran un sitio en donde estuvieran libres de distractores. Las escalas fueron aplicadas durante la semana del 23 al 30 de abril de 2020.
Resultados
Los datos fueron capturados y analizados mediante el software R Studio. A continuación, se presentan las puntuaciones directas de los instrumentos (ver Tabla 1).
En los análisis descriptivos se obtuvo los siguientes datos: el 55.5% son mujeres y el 44.5% son hombres, 87.3% de la muestra es soltero, 8.2% es casado y el 4.5% vive en unión libre, 67.2% estudia la licenciatura, 27.3% preparatoria y el 5.5% posgrado, el 69.1% practica algún deporte individual y el 30.9% practica algún deporte colectivo, el 60% no recibe apoyo psicológico y el 40% si recibe apoyo psicológico. Finalmente, es importante señalar que el 89.1% no había tenido contacto con algún caso sospechoso o confirmado de COVID-19, mientras que el 10.9% si había tenido contacto.
A continuación, se presentan los diagramas de caja de las puntuaciones directas del BDI-II, HARS y PSQI la variable de agrupación es el nivel de competencia en el que se encuentran (Figura 1 y 2).
Discusión
Los resultados de la presente investigación sugieren que los deportistas profesionales muestran menores niveles de ansiedad y depresión, respecto a los semi profesionales y amateur. No obstante, son los que muestran peor calidad de sueño. En estos momentos de confinamiento y distanciamiento social, la práctica de actividad física persistente adquiere un valor agregado como posible factor protector en el sistema inmunitario, cuyo estado óptimo, es crucial para responder a la situación de confinamiento y hasta de un posible contagio de COVID-19 . Diversos estudios han llevado a cabo la inevitable comparación entre quienes practican deporte y quienes no lo hacen y se han encontrado diferencias favorables en los grupos físicamente activos en cuanto a auto reportes de estrés percibido; burnout, síntomas de depresión y ansiedad, si bien los grupos de deportistas profesionales tuvo niveles más bajos de ansiedad y depresión, es importante señalar que también presentaban algunos síntomas , .
En un reciente estudio se señala que aquellos deportistas que recibieron un mayor apoyo social e informaron más conexión con sus compañeros de equipo tuvieron una menor disolución de su identidad atlética y una menor sintomatología depresiva, así como, un mayor sentido de bienestar social, emocional y psicológico .
En virtud de que la salud mental es multifactorial, al estudiarlo en el área deportiva, es necesario dimensionarlo con características propias de la práctica deportiva como: autoconfianza, estado de ánimo, autocontrol, cohesión, las habilidades interpersonales, su red de apoyo social, el control emocional, la percepción anticipada al fracaso-éxito, al desafío-exigencia, la auto-eficacia, la motivación intrínseca y extrínseca que tiene el deportista . Los especialistas en deporte deben ser cuidadosos en reducir los niveles de estrés que generan estas variables ya que de no ser así podría impactar en el rendimiento y en el estado anímico del deportista.
Acorde a lo señalado por Pillay la contingencia sanitaria derivada del COVID-19 tiene consecuencias físicas, nutricionales y psicológicas que pueden afectar el retorno a la práctica deportiva y la salud general de los atletas. Las oportunidades perdidas y los futuros financieros y deportivos inciertos pueden tener efectos significativos en los deportistas y la industria del deporte. El gobierno y las federaciones deportivas deben apoyar a los atletas y desarrollar e implementar pautas para reducir el riesgo en un entorno de COVID-19.
La pandemia de COVID-19, así como sus medidas para evitar su propagación han generado una serie de consecuencias en la salud mental de la población. Se conoce que el aislamiento produce síntomas de ansiedad, y toda manifestación sedentaria tiene un fuerte impacto en el mantenimiento de estilos de vida saludable siendo la práctica de la actividad física un factor importante sobre la salud mental de los individuos. La psicología del deporte enfrenta retos enfocados a favorecer la salud mental de los deportistas, entrenadores, árbitros y otros ante la situación del aislamiento pues los problemas de salud mental son comunes en cualquier tipo de emergencia sanitaria.
Dentro de las limitaciones del estudio se encuentra el tamaño de la muestra. De igual manera, es importante que en futuras investigaciones se consideren variables que pueden afectar como son el sexo, el tipo de deporte practicado si es individual o en equipo, si se recibe algún tipo de apoyo psicológico, entre otras. De igual manera, sería importante realizar estudios comparativos entre deportistas y no deportistas para analizar el peso de la actividad física sobre la sintomatología ansiosa y depresiva y estudios longitudinales que permita conocer si la sintomatología cambia a lo largo del tiempo.
Notes
[Autoria.] Equal contributor Todos los autores han contribuido intelectualmente en el desarrollo del trabajo, asumen la responsabilidad de los contenidos y, asimismo, están de acuerdo con la versión definitiva del artículo.
[Conflicto de intereses.] Conflicts of interest Los autores declaran no tener conflicto de intereses.
[Responsabilidades éticas.] Protección de personas y animales: Los autores declaran que los procedimientos seguidos están conforme a las normas éticas de la Asociación Médica Mundial y la Declaración de Helsinki. Confidencialidad: Los autores declaran que han seguido los protocolos establecidos por sus respectivos centros para acceder a los datos de las historias clínicas para poder realizar este tipo de publicación con el objeto de realizar una investigación/divulgación para la comunidad. Privacidad: Los autores declaran que no aparecen datos de los pacientes en este artículo.
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