Introducción
La práctica de ejercicio físico en salas de musculación ha adquirido un gran auge en los últimos años por su relación con diversos beneficios en la salud, así como por cuestiones estéticas1.
El manejo de cargas para el acondicionamiento muscular ocasiona un aumento de la activación de la musculatura, así como del estrés en las estructuras raquídeas2-4. La magnitud de dichas cargas está mediatizada por numerosos factores intrínsecos tales como la edad, la historia de carga de los tejidos, la degeneración discal, etc. Extrínsecamente, la magnitud de la carga movilizada y la postura de las articulaciones implicadas son las variables que determinan, en mayor medida, el estrés generado en las estructuras intervertebrales5,6. En este sentido, Keller et al7 determinaron que la disposición angular de las curvas torácica y lumbar incide en las cargas compresivas y de cizalla en los discos intervertebrales. Mantener el raquis en posición alineada, evitando posturas de hipercifosis torácica, tanto en la posición inicial como en las repeticiones de un ejercicio, disminuye el riesgo de fallo en los tejidos vertebrales8. Por el contrario, las posturas de flexión intervertebral reducen la capacidad del raquis para soportar cargas compresivas9,10, aumentando el estrés de cizalla antero-posterior11, así como la presión intradiscal2,12, lo que deriva en un aumento del riesgo de degeneración discal13.
El riesgo de repercusiones raquídeas está influido por el grado de flexión intervertebral9,14. Estudios realizados en tejidos humanos cadavéricos, así como en tejidos sanos de animales, han comprobado que la hernia discal está asociada a movimientos repetidos de flexión que se acompañan de fuerzas compresivas moderadas9,15. La carga compresiva que genera el fallo de los tejidos vertebrales en flexión o extensión es solo el 25% de la que produce el fallo en postura alineada10. En la posición de bipedestación, una mayor cifosis torácica está asociada con mayores magnitudes en el estrés compresivo y de cizalla16. En el acondicionamiento muscular con cargas, la postura raquídea debe ser una variable analizada y controlada por los técnicos deportivos. Es necesario controlar la postura al realizar los ejercicios, así como conocer la postura raquídea en posiciones habituales, como la bipedestación. En este sentido, López-Miñarro et al17 analizaron el morfotipo raquídeo en bipedestación de usuarios de salas de acondicionamiento muscular, encontrando una alta frecuencia de posturas cifóticas.
Debido a que la postura corporal es una variable clave en la magnitud de carga generada en los tejidos intervertebrales al movilizar pesos, algunos estudios han analizado la disposición sagital del raquis torácico en ejercicios como los denominados "press francés con polea"18 y "polea tras nuca"19, encontrando un aumento significativo de la cifosis torácica respecto al valor que los sujetos presentaban en bipedestación habitual relajada. Otros estudios analizan la disposición angular del raquis lumbar en el ejercicio "curl de bíceps con barra"20 y "polea al pecho"21, encontrando una mayor frecuencia de posturas hiperlordóticas en los ejercicios respecto a la bipedestación relajada. Todos estos estudios describen y comparan la disposición angular del raquis al realizar un ejercicio concreto y en bipedestación. Sin embargo, no conocemos estudios que hayan comparado la postura raquídea de un mismo sujeto al realizar varios ejercicios para el fortalecimiento de los miembros superiores. Además, tampoco conocemos estudios que hayan valorado la posición del raquis torácico al realizar ejercicios de acondicionamiento muscular, en función del ángulo de cifosis torácica en bipedestación. Así pues, los objetivos del presente estudio fueron: a) comparar la disposición angular del raquis torácico al realizar varios ejercicios de fortalecimiento de la musculatura de los miembros superiores, y b) valorar la influencia de la cifosis torácica en bipedestación en la disposición sagital de la curva torácica al realizar ejercicios de acondicionamiento muscular con cargas para los miembros superiores.
Método
Muestra
Un total de 150 varones, entre 18 y 25 años (media ± desviación típica, edad: 22,3 ± 6,1 años; talla: 174,8 ± 6,9 cm; peso: 78,2 ± 9,9 kg), que realizaban ejercicio físico en salas de musculación, participaron voluntariamente en el estudio. Los criterios de inclusión fueron: realizar la actividad al menos durante los últimos tres meses, y con una frecuencia mínima de dos sesiones semanales. Los criterios de exclusión fueron tener algias vertebrales en el momento de la valoración, así como estar federado y participar en actividades deportivas competitivas. La experiencia previa de los sujetos en el trabajo de acondicionamiento muscular con cargas era de 2,9 ± 1,0 años y 4,2 ± 1,4 sesiones semanales.
Procedimiento
El estudio fue aprobado por el Comité Ético de la Universidad de Murcia y los participantes fueron informados previamente acerca de los procedimientos del mismo, firmando un consentimiento informado. Previamente a la ejecución de los ejercicios de acondicionamiento muscular, se midió la disposición angular de la curva torácica en bipedestación. Para ello, el sujeto se colocaba en su posición habitual, relajado, con los brazos relajados en el costado, los pies separados a la anchura de sus caderas y la mirada al frente.
Tras la medición en bipedestación los sujetos realizaron su calentamiento habitual y, tras éste, ejecutaron en un orden aleatorio dos series de los ejercicios de curl de bíceps con barra en bipedestación, polea tras nuca, press francés en polea y remo horizontal sentado con apoyo en el tórax. La anchura del agarre y el tipo de barra o polea utilizada fue la que el sujeto usaba normalmente para no interferir en su forma habitual de realizar el ejercicio. Todos los sujetos realizaron 10 repeticiones de cada ejercicio, con la carga que estaban utilizando en sus entrenamientos. La cifosis torácica se midió en la séptima repetición de los ejercicios, al final de la fase concéntrica. Se realizaron dos mediciones, en la primera y segunda series, utilizando el valor medio para el análisis estadístico. La recuperación entre series y ejercicios fue de 5 minutos.
Para la cuantificación angular de la postura del raquis torácico se utilizó un inclinómetro Unilevel (ISOMED, Inc., Portland, OR). La medición de la disposición angular del raquis con el inclinómetro proporciona una considerable reproducibilidad y validez, con una buena correlación con la medición radiográfica22,23.
Para medir la cifosis torácica se colocó el apoyo superior del inclinómetro a nivel de la apófisis espinosa de la primera vértebra torácica (T1) (fig. 1), situándolo en esta posición a cero grados. A continuación se colocó donde se obtenía el mayor valor angular (final de la curvatura cifótica), que generalmente coincidía con T12-L1 (fig. 2), obteniendo el grado de cifosis torácica. Los valores angulares de la cifosis torácica se clasificaron en las siguientes categorías24: rectificación torácica (< 20°), normalidad (20-45°), hipercifosis torácica leve (46-60°) e hipercifosis torácica moderada (> 60°).
Fig. 1. Colocación del inclinómetro al inicio de la curvatura torácica.
Fig. 2. Colocación del inclinómetro en el lugar donde se obtiene el mayor valor angular de la curva torácica.
En función del grado de cifosis torácica la muestra fue dividida en tres grupos, según el valor angular de la curva torácica en bipedestación (grupo 1, < 40°, n = 49; grupo 2, 40-50°, n = 56; y grupo 3, > 50°, n = 45). Los valores angulares para establecer los grupos se seleccionaron tomando como base la obtención de una distribución compensada de los sujetos entre los mismos.
Análisis de datos
Para comparar los valores angulares de la cifosis torácica entre los tres grupos se realizó un análisis de varianza (ANOVA) de un factor. Si se encontraban diferencias significativas para el efecto principal del ANOVA (p < 0,05) se realizó una comparación por pares mediante un análisis post hoc con ajuste de Bonferroni, ajustando el valor de significación (p < 0,016). Un análisis de varianza (ANOVA) de dos factores (grupo y ejercicio) con medidas repetidas en el segundo factor fue realizado para establecer las diferencias en la cifosis torácica entre los ejercicios. La significación del análisis multivariado de medidas repetidas fue confirmada mediante las pruebas traza de Pillai, lambda de Wilk, traza de Hotelling y raíz mayor de Roy, las cuales arrojaron resultados similares.
La esfericidad fue analizada mediante la prueba de Mauchly. La corrección de Greenhouse-Geisser fue aplicada si la esfericidad no era asumida. Si se encontraban diferencias significativas en la cifosis torácica para el efecto principal del ANOVA (p < 0,05), se realizó una comparación por pares usando la corrección de Bonferroni para comparaciones múltiples, ajustando el criterio de significación a un valor de 0,01 (0,05 dividido por 5). Todos los datos fueron analizados usando el paquete estadístico Statistical Package for the Social Sciences (SPSS), versión 15.0.
Resultados
Los valores medios y la desviación típica de la cifosis torácica en bipedestación y al realizar los ejercicios, de los tres grupos, se presentan en la figura 3. Los valores medios de la cifosis torácica fueron significativamente superiores en los ejercicios analizados respecto a la cifosis torácica en bipedestación, excepto en el remo sentado con apoyo en el tórax, que evidenció los valores angulares de cifosis torácica más reducidos.
Fig. 3. Media (± desviación típica) de la cifosis torácica en bipedestación y en los ejercicios analizados para cada uno de los grupos. Grupo 1, cifosis torácica bipedestación < 40° ; grupo 2, cifosis torácica bipedestación 40-50°; y grupo 3, cifosis torácica bipedestación > 50°. BIP: bipedestación; CURL: curl de bíceps con barra; POLEA: polea tras nuca; PRESS: press francés con polea; REMO: remo sentado con apoyo en el tórax.
El ANOVA mostró diferencias significativas entre los grupos (p < 0,001) para el efecto principal de todas las variables analizadas. El análisis post hoc evidenció diferencias significativas (p < 0,016) entre todos los grupos, excepto en el ejercicio de curl de bíceps con barra, en el que solo hubo diferencias significativas entre los grupos 1 y 3 (tabla 1).
Al comparar los valores angulares de la cifosis torácica entre los diferentes ejercicios, el ANOVA de medidas repetidas evidenció diferencias significativas para el efecto principal en los tres grupos (p < 0,05). Los valores de significación por pares se presentan en la tabla 2.
En la figura 4 se presenta la distribución de sujetos a partir de las referencias de normalidad de la cifosis torácica en bipedestación. El porcentaje de sujetos con una hipercifosis torácica es superior a los casos con una disposición angular considerada normal.
Fig. 4. Distribución porcentual de la muestra en función de las referencias de normalidad en bipedestación para la curva torácica.
Discusión
El presente estudio ha comparado la disposición angular de la curva torácica entre diferentes ejercicios de acondicionamiento muscular con cargas para los miembros superiores, en función del grado de cifosis torácica en bipedestación.
Los principales resultados del estudio muestran que cuanto mayor es la cifosis torácica en bipedestación, se adoptan posturas más cifóticas en la ejecución de todos los ejercicios. La adopción de posturas hipercifóticas en los ejercicios de acondicionamiento muscular con cargas es contraproducente para aquellos que tienen una hipercifosis torácica, ya sea postural o estructurada, al generar un aumento de las cargas raquídeas2,7,12,16. Puesto que la mayor parte de los sujetos que participaron en este estudio presentaban una hipercifosis torácica en bipedestación, es lógico que durante los ejercicios esta postura sea frecuente. De hecho, éste y otros estudios que han valorado la disposición del raquis en ejercicios de acondicionamiento muscular muestran una alta frecuencia de posturas hipercifóticas17-19. Keller et al7 encontraron que el estrés intervertebral y las cargas raquídeas son más elevadas en aquellas personas con una mayor cifosis torácica. Por ello, aquellos sujetos que presentan una hipercifosis torácica en bipedestación no deberían adoptar posturas hipercifóticas en la ejecución de los ejercicios1, ya que los tejidos soportan menor carga y se produce un fallo de los mismos con mayor facilidad10. Para ello es preciso mejorar la concienciación raquídea de los sujetos o bien seleccionar otros ejercicios en los que sea más sencillo adoptar una postura alineada1. En este sentido, el remo sentado con apoyo en el tórax es un ejercicio que permite adoptar una postura torácica más alineada, ya que en todos los grupos se produce una disminución muy significativa de la cifosis torácica respecto a la postura de bipedestación y al resto de ejercicios realizados. Esto es debido al sistema de apoyo anterior torácico de la máquina, que genera una fuerza extensora pasiva y dificulta la flexión de las articulaciones intervertebrales torácicas.
No obstante, cada uno de los grupos responde de forma diferente, por lo que la cifosis torácica en bipedestación es una variable que influye en cómo se dispone la curva torácica al realizar los ejercicios. Los sujetos del grupo 1, caracterizados por valores más reducidos de cifosis torácica en bipedestación, son los que muestran incrementos relativos más significativos de la misma al realizar los ejercicios. Por el contrario, en los sujetos del grupo 3, con una cifosis torácica en bipedestación superior a 50 grados, se observa una postura torácica muy similar entre los ejercicios y la bipedestación, excepto en el remo sentado con apoyo en el tórax. Esta circunstancia se podría explicar porque una mayor flexión intervertebral torácica colocaría a las palancas articulares, y a los grupos musculares implicados en la ejecución del ejercicio, en una posición menos eficiente para generar tensión.
La hipercifosis torácica en bipedestación y al realizar los ejercicios puede ser la manifestación de alteraciones morfológicas en el raquis (desalineación estructurada) o un problema de esquema corporal (desalineación actitudinal). Las desalineaciones actitudinales del raquis representan un alto porcentaje de casos, y requieren sencillas medidas terapéuticas tendentes a la corrección o, al menos, a evitar su progresión. Los ejercicios realizados con cargas pueden complementar estas medidas terapéuticas, si actúan en contra de la desalineación o al menos no la agravan25. En nuestro estudio no se ha realizado una medición de la cifosis torácica en posición de autocorrección, por lo que no es posible establecer si las hipercifosis torácicas en bipedestación son actitudinales o estructuradas. No obstante, la importante disminución de la cifosis torácica en el ejercicio de remo sentado con apoyo en el tórax respecto a la bipedestación evidencia que la mayoría de las hipercifosis torácicas son actitudinales, ya que la cifosis torácica media al realizar este ejercicio fue unos 10 grados inferior a la que tenían en bipedestación.
La disposición angular del raquis torácico depende de diversos factores, entre ellos de la concienciación raquídea del sujeto, de la resistencia de la musculatura escapular y raquídea, así como del diseño de las máquinas e implementos deportivos. No obstante, las posturas cifóticas están relacionadas con un exceso de carga movilizada para la capacidad del sujeto, así como por la falta de correcciones adecuadas por parte de los técnicos deportivos. El aumento de la cifosis torácica en los ejercicios, respecto a la bipedestación, se debe principalmente al manejo de la carga por delante del centro de gravedad, creándose una tendencia a la flexión intervertebral si no existe una fijación activa (contracción isométrica de los extensores raquídeos) o pasiva (elementos externos). La fijación pasiva es posiblemente mayor en el grupo 3, ya que las posturas más cifóticas aumentan, en mayor medida, la tensión en los ligamentos posteriores del raquis.
Por todo ello, es preciso plantear programas de intervención, prescribiendo ejercicios específicos de concienciación postural, flexibilización y fortalecimiento de grupos musculares posturales. También es importante concienciar a los sujetos sobre la importancia de seleccionar una carga adecuada de entrenamiento. Ésta debe ser aquella que pueda movilizar la musculatura sin generar movimientos inerciales con la columna vertebral1. Además, puesto que la mayoría de los sujetos que realizan ejercicios de acondicionamiento muscular no poseen la suficiente concienciación raquídea ni la adecuada resistencia de los músculos paravertebrales y músculos anchos del abdomen, es preciso incidir en el diseño de máquinas e implementos deportivos que dificulten la adopción de posturas hipercifóticas1, así como abordar un entrenamiento sistematizado para mejorar la concienciación pélvica, raquídea y escapular.
El profesional de la actividad físico-deportiva debería enseñar a los usuarios la postura más adecuada en cada ejercicio, para evitar posturas cifóticas5. Además, es necesario investigar nuevos diseños estructurales de las máquinas de musculación para facilitar una correcta disposición de las curvas raquídeas, evitando las compensaciones inerciales.
La distribución de los sujetos en grupos, en función de la cifosis torácica en bipedestación, se realizó con unos valores angulares diferentes respecto a las referencias de normalidad definidas por Santonja24, ya que con éstas la distribución de los sujetos generaba una descompensación muy importante entre los grupos. El diseño de esta investigación presenta, además, varias limitaciones. En primer lugar, las mediciones se realizaron en la séptima repetición de los ejercicios. Probablemente existan modificaciones angulares en las últimas repeticiones del ejercicio, donde la fatiga muscular es mayor, y hay mayor probabilidad de realizar movimientos de flexo-extensión del raquis para movilizar la carga. Además, el hecho de ejecutar dos series de cada ejercicio no se ajusta a la práctica real de los sujetos, que suelen realizar entre 4 y 5 series. Así también, la recuperación entre series y ejercicios se estableció en 5 minutos para reducir las condiciones de fatiga y su influencia en la postura corporal. No obstante, la recuperación más usual en los entrenamientos de los sujetos que participaron en el estudio oscilaba entre 1 y 2 minutos. Finalmente, los sujetos utilizaron la carga con la que estaban entrenando en el momento de las mediciones para que las condiciones de ejecución fueran más parecidas a la realidad. No obstante, al no determinar la repetición máxima de cada ejercicio no es posible establecer el porcentaje de carga con el que estaban entrenando. Hay que considerar que la carga movilizada condiciona la postura corporal, especial-mente cuando se selecciona un peso excesivo para la capacidad de la musculatura principal. Son necesarios estudios que analicen la influencia de la carga de entrenamiento en la disposición sagital del raquis durante todas las repeticiones realizadas.
Conclusión
La cifosis torácica al realizar ejercicios que implican la movilización de cargas con los miembros superiores tiende a aumentar significativamente respecto a la cifosis torácica en bipedestación, especialmente en aquellas personas que presentan valores normales de cifosis torácica en esta posición. El diseño de las máquinas o poleas en las que se realizan los ejercicios influye en la disposición sagital del raquis torácico, ya que al ejecutar un ejercicio con un sistema de apoyo para el tórax, se produce una disminución significativa de la cifosis torácica.
Correspondencia:
P.A. López-Miñarro.
Departamento de Expresión Plástica, Musical y Dinámica.
Área de Didáctica de la Expresión Corporal. Facultad de Educación. Universidad de Murcia. Campus Universitario de Espinardo.
30100 Murcia. España.
Correo electrónico:
palopez@um.es
Historia del artículo:
Recibido el 28 de julio de 2009
Aceptado el 22 de octubre de 2009