Introducción
Numerosas personas de diversas edades realizan ejercicio físico en salas de acondicionamiento muscular. El trabajo de la fuerza y resistencia muscular en una sala de musculación implica el manejo de cargas, lo que magnifica el estrés raquídeo, de modo que una adecuada realización de los ejercicios es esencial para mantener la integridad estructural y funcional de los tejidos musculoesqueléticos, así como para prevenir alteraciones en los mismos1. La repetición o mantenimiento de posturas inadecuadas al realizar ejercicios de acondicionamiento muscular, ya sean para el desarrollo de la fuerza o la extensibilidad muscular, pueden generar repercusiones en las estructuras raquídeas1,2.
Entre el amplio repertorio de ejercicios para los diferentes grupos musculares que más comúnmente se trabajan en una sala de acondicionamiento muscular, aquellos para el desarrollo de la musculatura posterior del tórax, como el dorsal ancho, porción posterior del deltoides (extensores gleno-humerales), romboides y fibras intermedias del trapecio (aductores escapulares), son frecuentemente realizados. Entre los diversos ejercicios para el trabajo de estos músculos, uno de los más frecuentes es el denominado "polea al pecho", que se realiza en sedestación, traccionando de barra en una máquina de poleas. El acondicionamiento del dorsal ancho es muy importante, puesto que éste interviene en la estabilización del raquis al estar unido a la fascia toracolumbar2,3.
Algunos trabajos han relacionado el manejo de cargas con la prevalencia de algias dorsolumbares debido al aumento del estrés compresivo, de cizalla anterior y de la presión intradiscal en las articulaciones intervertebrales4,5. La magnitud de estas cargas varía en función de la postura del raquis6,7, de modo que las posturas de rectificación e inversión lumbar aumentan la presión intradiscal y el estrés de cizalla anteroposterior8-10, mientras que la de hiperextensión lumbar incrementa el estrés en la pars interarticularis 2,11. Todas estas posturas suelen formar parte del repertorio y técnica de ejecución de las personas que realizan ejercicios de acondicionamiento muscular, si bien, dependiendo del ejercicio de que se trate, es más frecuente la postura de flexión o extensión intervertebral12.
Varios estudios han analizado la disposición sagital del raquis en adultos que realizan ejercicios de acondicionamiento muscular con cargas. En un trabajo que analizaba el morfotipo raquídeo en bipedestación habitual de adultos que realizaban un programa de entrenamiento de fuerza, López-Miñarro et al13 encontraron un alto porcentaje de normalidad en la curva lumbar. En cuanto a la ejecución de algunos ejercicios López-Miñarro et al14 observaron una mayor frecuencia de hiperlordosis lumbar al efectuar el ejercicio de curl de bíceps con barra en bipedestación que en bipedestación relajada. López-Miñarro et al15 compararon la postura del raquis torácico entre la postura de bipedestación relajada y el ejercicio de extensión bilateral de codos en polea, y encontraron una cifosis torácica significativamente mayor al realizar el ejercicio.
Cualquier ejercicio de acondicionamiento muscular, y más aún si se manejan cargas, se debería realizar manteniendo el raquis con sus curvaturas fisiológicas2,4,16. Cuando las articulaciones intervertebrales se disponen en posición alineada disminuye el estrés intervertebral y se distribuye en mayor medida por las diferentes estructuras raquídeas2,7,17. De hecho, la carga compresiva que genera el fallo de los tejidos vertebrales en flexión o extensión es sólo el 25% de la que produce el fallo en postura alineada18. No obstante, no conocemos trabajos que hayan analizado la disposición sagital del raquis lumbar al realizar ejercicios de acondicionamiento muscular con cargas destinados al trabajo de la musculatura posterior del tórax. Por ello, el objetivo de este estudio fue describir la disposición sagital del raquis lumbar en usuarios de salas de musculación al realizar el ejercicio de polea al pecho y compararla con la disposición angular en bipedestación habitual.
Método
Participantes
Un total de 66 varones voluntarios, entre 18 y 30 años (media ± desviación típica, edad: 24,7 ± 4,9 años; talla: 171,7 ± 7,2 cm; masa: 75,0 ± 9,1 kg), practicantes de ejercicio físico en salas de musculación, con objetivos relacionados con la salud (para mejorar la forma física y/o la imagen corporal, para disfrutar, para perder peso o por prescripción médica) participaron en el estudio. Los criterios de inclusión fueron: realizar la actividad al menos durante los últimos tres meses y con una frecuencia mínima de dos sesiones semanales. Los criterios de exclusión fueron tener algias vertebrales en el momento de la valoración, así como estar federado y participar en actividades deportivas competitivas. La experiencia previa de los sujetos en el trabajo de acondicionamiento muscular con cargas fue de 2,1 ± 0,8 años y 3,6 ± 1,3 sesiones semanales.
Procedimiento
El estudio fue aprobado por el Comité Ético de la Universidad de Murcia y se informó previamente a los participantes acerca de los procedimientos del mismo; todos ellos firmaron un consentimiento informado. Antes de la ejecución del ejercicio de polea al pecho, la disposición angular de la curva lumbar fue valorada en bipedestación habitual. Para ello, el deportista se colocaba en su posición habitual, con los brazos relajados en el costado, los pies separados a la anchura de sus caderas y la mirada al frente. Tras la valoración, los deportistas realizaron su calentamiento habitual y, tras éste, efectuaron el ejercicio de polea al pecho con la carga que estaban utilizando en sus sesiones de entrenamiento. La anchura del agarre de la barra fue la que el deportista utilizaba normalmente para no interferir en su forma habitual de ejecutar el ejercicio. Al realizarlo la lordosis lumbar fue registrada al final de la fase concéntrica de la sexta repetición, así como al concluir la fase excéntrica de la octava repetición. El sujeto mantenía la posición durante tres segundos, período durante el cual se procedía a la medición. Las mediciones se realizaron en la primera y segunda series, utilizando el valor medio para el análisis estadístico. La recuperación entre series fue la que el deportista utilizaba habitualmente.
Para la cuantificación angular de la postura del raquis lumbar se utilizó un inclinómetro Unilevel (ISOMED, Inc., Portland, OR). La medición de la disposición angular del raquis con el inclinómetro proporciona una considerable reproducibilidad y validez, con una buena correlación con la medición radiográfica19. Para medir la lordosis lumbar se colocó el inclinómetro al final de la curvatura lumbar (L5-S1) (fig. 1), situándolo en esta posición a 0°. A continuación se contorneó caudocranealmente el perfil sagital del raquis hasta el lugar donde se obtenía el mayor valor angular, que generalmente coincidía con T12-L1 (fig. 2), obteniendo el grado de la lordosis lumbar. Los valores negativos de la misma correspondieron a una disposición de la curva lumbar en inversión (convexidad posterior).
Fig. 1. Colocación del inclinómetro en L5-S1 al final de la fase concéntrica.
Fig. 2. Colocación del inclinómetro en el lugar donde se obtiene mayor valor angular al final de la fase concéntrica.
Para clasificar los valores angulares obtenidos con el inclinómetro se utilizaron las referencias aportadas por Santonja20: inversión lumbar (≥ -1°), rectificación lumbar (< 20°), normalidad (20°-40°) e hiperlordosis lumbar (> 40º).
Análisis estadístico
Se calculó la media y la desviación típica para cada variable. Para comparar los valores angulares de la lordosis lumbar entre la bipedestación y el ejercicio de polea al pecho en sus fases concéntrica y excéntrica se realizó un análisis de la varianza (ANOVA) de un factor, estableciendo el nivel de significación en un valor de p < 0,05. Si se encontraban diferencias significativas para el efecto principal del ANOVA y para conocer entre qué variables existían diferencias, se llevaba a cabo un análisis post hoc de Bonferroni, ajustando el valor de significación estadística (p < 0,016). Todos los datos fueron analizados usando el paquete estadístico Statistical Package for the Social Sciences (SPSS), versión 15.0.
Resultados
Los valores medios y la desviación típica de la lordosis lumbar en bipedestación y al realizar el ejercicio se presentan en la figura 3. Los valores angulares máximo y mínimo de la lordosis lumbar fueron de 59° y -20°, respectivamente, en la fase concéntrica y de 47° y -20° en la fase excéntrica. El ANOVA mostró diferencias significativas (p < 0,05) para el efecto principal. El análisis post hoc evidenció diferencias significativas (p < 0,01) entre la lordosis lumbar en bipedestación y al realizar el ejercicio (fig. 3).
Fig. 3. Media (± desviación típica) de la lordosis lumbar en bipedestación y al final de las fases concéntrica (Con) y excéntrica (Exc) del ejercicio de polea al pecho.
Al distribuir a los sujetos en función de las referencias angulares de normalidad para la curva lumbar se observó una alta variabilidad de posturas, con un 41-53% de sujetos que adoptaban posturas no alineadas del raquis (fig. 4). En la fase concéntrica del ejercicio se encontró un mayor porcentaje de sujetos con una lordosis lumbar considerada normal.
Fig. 4. Distribución porcentual de los sujetos en función de las referencias de normalidad de la curva lumbar, en las fases concéntrica y excéntrica del ejercicio de polea al pecho.
El 22,7% (fase concéntrica) y el 21,2% (fase excéntrica) de los sujetos adoptaron una lordosis lumbar al menos 5° mayor a la registrada en bipedestación. Un 51,5 y un 63,6% de los sujetos en las fases concéntrica y excéntrica, respectivamente, colocaron su raquis lumbar al menos 5° inferior a su lordosis lumbar en bipedestación. La frecuencia de casos que presentaban una lordosis lumbar superior a la registrada en bipedestación fue mayor en la fase concéntrica (22 casos frente a 17).
Discusión
El presente estudio ha valorado la disposición sagital del raquis lumbar al realizar el ejercicio de polea al pecho en adultos que desarrollan una actividad sistematizada de acondicionamiento muscular con cargas. Los valores medios de la curva lumbar al efectuar el ejercicio de polea al pecho están dentro del rango de normalidad definido por Santonja20 (20-40°), aunque encontramos que el valor medio de la fase concéntrica es mayor respecto a la excéntrica. Esto es debido a que al intentar movilizar la carga seleccionada los ejecutantes traccionan hacia atrás, tanto con una abducción horizontal escapulohumeral como con una extensión lumbar12. En la fase concéntrica la posición del raquis lumbar está influida por un movimiento de extensión del tronco, mientras que en la excéntrica lo está por la abducción bilateral de los brazos, que aumenta la lordosis lumbar21. No obstante, en función de las referencias de normalidad definidas por Santonja20, sólo hay un 10,6% de sujetos en la fase concéntrica y un 9,1% en la excéntrica que adoptan una postura hiperlordótica. Esto es debido a la ejecución del ejercicio en sedestación, con una flexión coxofemoral y de rodillas de unos 90°, que conlleva una retroversión pélvica, y el raquis lumbar se rectifica dificultando la adopción de una postura hiperlordótica22,23. De hecho, en sedestación sin apoyo en un respaldo la lordosis lumbar disminuye esencialmente por una retroversión pélvica24. Con un respaldo lumbar disminuiría significativamente el pico de presión sobre el isquion, rotando el sacro hacia delante (ligera anteversión), lo que resultaría en una mayor lordosis total y segmentaria25, que facilitaría la adopción de una postura del raquis lumbar más adecuada. En este sentido, Sato et al10 comprobaron que la presión intradiscal aumenta, en mayor medida, cuando el sujeto flexionaba el raquis lumbar en sedestación respecto a una posición de sedestación con el raquis lumbar alineado. Si, por el contrario, se realizaba una extensión lumbar en sedestación se producía un ligero aumento de la presión respecto a la posición de sedestación con el raquis alineado.
En situaciones estáticas y dinámicas se produce mayor activación de los músculos estabilizadores del tronco al colocar el raquis lumbar alineado, mientras que si el raquis se dispone en hiperlordosis, rectificación o inversión, se reduce su nivel de activación26. La rectificación lumbar es una postura de menor riesgo que la inversión, ya que el estrés discal y ligamentoso aumenta en menor medida2,17,27. No obstante, la postura de inversión lumbar no es muy frecuente al realizar el ejercicio de polea al pecho (7,6% concéntrica; 9,1% excéntrica).
Colocar el raquis alineado (mantener una lordosis lumbar similar a la que tiene el sujeto en bipedestación, siempre y cuando no presente hiperlordosis, rectificación o inversión lumbar) permite reducir el riesgo de fallo en los tejidos cuando se manejan cargas o se moviliza el tronco2,4,5,17. En esta posición los ligamentos del arco posterior no generan estrés compresivo ni de cizalla anterior, y se previene la deformación de las fibras posteriores del anillo fibroso. Además, con el raquis lumbar alineado es factible lograr una adecuada estabilidad raquídea con niveles de activación lumbar y abdominal moderados28,29.
Para aquellos sujetos que adoptan una postura hiperlordótica recomendamos realizar la polea al pecho en un banco con un respaldo ligeramente inclinado hacia atrás, tal y como plantean Fees et al30, ya que de esta forma se limita la posibilidad de aumentar la lordosis lumbar durante la fase concéntrica y disminuye la presión intradiscal9. No obstante, este ejercicio necesitaría de un nuevo diseño de las máquinas que suelen estar disponibles en las salas de acondicionamiento muscular. Para aquellos sujetos que flexionan el raquis lumbar recomendamos desarrollar la concienciación de los movimientos de anteversión y retroversión de la pelvis, ya que el control de la misma es necesario para adoptar una postura adecuada al realizar el ejercicio12.
El presente estudio tiene varias limitaciones. En primer lugar, la medición con inclinómetro sólo permite valorar la disposición angular del raquis en situaciones estáticas, debiendo hacer el sujeto una pequeña parada del movimiento para proceder a la lectura del valor angular aportado por aquél. En segundo lugar, se midió la fase concéntrica y excéntrica con una diferencia de dos repeticiones, por lo que la fatiga acumulada entre la sexta y la octava repetición podría generar cambios en los valores angulares obtenidos. Es preciso realizar nuevos estudios que analicen la cinemática angular del raquis de forma dinámica.
En conclusión, al realizar el ejercicio de polea al pecho se observa una disminución de la lordosis lumbar, que aumenta la frecuencia de posturas de rectificación e inversión lumbar, siendo menos habitual la adopción de una postura hiperlordótica. Es preciso enseñar a los usuarios a mantener una postura alineada en la posición inicial y durante todas las repeticiones del ejercicio. Además, sería conveniente modificar el diseño de la base del asiento para facilitar la adopción de una postura alineada con mayor facilidad.
Correspondencia:
P.A. López-Miñarro.
Departamento de Expresión Plástica, Musical y Dinámica.
Área de Didáctica de la Expresión Corporal. Facultad de Educación. Universidad de Murcia.
Campus Universitario de Espinardo.
30100 Murcia. España.
Correo electrónico:
palopez@um.es
Historia del artículo:
Recibido el 17 de febrero de 2008
Aceptado el 25 de marzo de 2009 r, se midió la fase concéntrica y
excéntrica con una diferencia de dos repeticiones, por lo que la fatiga
acumulada entre la sexta y la octava repetición podría generar cambios
en los valores angulares obtenidos. Es preciso realizar nuevos estudios
que analicen la cinemática angular del raquis de forma dinámica.
En conclusión, al realizar el ejercicio de polea al pecho se observa una disminución de la lordosis lumbar, que aumenta la frecuencia de posturas de rectificación e inversión lumbar, siendo menos habitual la adopción de una postura hiperlordótica. Es preciso enseñar a los usuarios a mantener una postura alineada en la posición inicial y durante todas las repeticiones del ejercicio. Además, sería conveniente modificar el diseño de la base del asiento para facilitar la adopción de una postura alineada con mayor facilidad.
Correspondencia:
P.A. López-Miñarro.
Departamento de Expresión Plástica, Musical y Dinámica.
Área de Didáctica de la Expresión Corporal. Facultad de Educación. Universidad de Murcia.
Campus Universitario de Espinardo.
30100 Murcia. España.
Correo electrónico:
palopez@um.es
Historia del artículo:
Recibido el 17 de febrero de 2008
Aceptado el 25 de marzo de 2009